16 de abril, Fede Kaski cumple
Ayer comentábamos con un compañero que tal vez no nos tocó un momento más difícil que el actual en nuestra edad adulta. En lo político, en lo económico y en el estado de ánimo general las cosas están trabadas. La palabra desolación nos vuelve a cada rato a la boca y nos revuelve la panza. Es necesario pensar, sentir, actuar y cuidar al mismo tiempo. Pensar sintiendo y cuidando, actuar cuidando y pensando, cuidar repetida y tercamente lo que está roto y lo que aún no se rompió.
Para esa tarea amorosa necesitamos a Fede Kaski y no lo tenemos. Es un problema de los imprescindibles, esos que luchan todos los días: cuando faltan, quedamos rengos de una forma irremediable. Fede era un experto nato en cuidar, pensar, sentir y actuar con una coherencia inimitable. Sería de lo más reconfortante compartir con él esta desolación y arrancarle juntos una esperanza, una acción, una risa pero no se puede.
Cada vez hay más compañerxs que no lo conocieron y nos escuchan hablar de él o que leen su nombre en un cartel. Se yergue Fede en la figura mítica del militante eterno, cada vez más lejos de su abrazo, su risa y su enojo. No necesitamos un mito. Con el mito no se puede discutir ni marchar ni comer. Necesitamos a un compañero y amigo que desde hace cinco años no podemos saludar para su cumple años, que es hoy. Hasta quienes no lo conocieron lo necesitan, aunque no se den cuenta. Tan necesario es que su ausencia nos acompaña en cada lucha, en cada encuentro, en cada acto de cuidado.