Despedida a Fede Kaski
Fede Kaski murió anoche. Acabamos de perder un amigo, un compañero de militancia, un maestro. Nos enseñó a conducir con humildad, a pelear con alegría, a querer con fiereza. Trabajando junto a él aprendimos que el rigor científico, la tenacidad en la negociación o la prolijidad en un procedimiento burocrático pueden transformarse, mediante el pensamiento político, en herramientas para concretar actos de amor.
La claridad de su pensamiento era envidiable. Sabía perfectamente lo que quería decir y lo dijo. Sabía exactamente lo que quería hacer y lo hizo sin hacerle mal a nadie y mejorando la vida de millones. Tenía el don de la construcción colectiva y lo ejerció con pasión. Fue un tipo que hizo lo que quiso y lo disfrutó. Fue un tipo feliz. Fue un buen tipo. Hay muy pocas personas que junten esos atributos y a Fede le quedaban chicos.
Como estudiante, como docente, como funcionario y como militante de base lo caracterizó la seriedad al asumir la tarea, la capacidad de pensar serenamente aun en el momento más crítico y la coherencia a prueba de todo. Cada uno de sus actos fue en pos de un sistema de salud más justo y de un país mejor.
Perdimos a Fede pero no nos deja solxs. Nos deja juntxs, más unidxs que nunca, para seguir luchando, pensando, creando, gestionando, atendiendo, cuidando, enseñando, aprendiendo, disfrutando y sufriendo esta hermosa tarea que elegimos para nuestras vidas: construir la soberanía sanitaria.
Hasta la victoria siempre, querido.