La motosierra llegó al Cáncer
El cierre del Instituto Nacional del Cáncer alarma por su impacto en la atención de pacientes oncológicos. La pérdida de autonomía amenaza programas esenciales para miles de argentinos.
Introducción
El viernes 7 de marzo el Gobierno Nacional tomó la decisión de cerrar el Instituto Nacional del Cáncer y que sus funciones pasen a estar a cargo del Ministerio de Salud, con la excusa de evitar la duplicación de tareas.

El cierre del Instituto Nacional del Cáncer (INC) impacta negativamente en la atención de pacientes oncológicos, al desmantelar un ente especializado que garantizaba políticas de prevención, tratamiento e investigación. Esto puede resultar en un aumento de la inequidad entre jurisdicciones, dejando a las provincias más vulnerables sin acceso a recursos y programas esenciales. Además, se corre el riesgo de perder el enfoque interdisciplinario y la capacitación necesaria para abordar eficazmente el cáncer, exacerbando un problema de salud pública que ya es crítico en el país.
Según estimaciones realizadas por el Observatorio Global del Cáncer (Globocan) en Argentina ocurrieron 130.878 casos nuevos de cáncer en ambos sexos en el año 2020. Considerando todos los sitios tumorales –a excepción del cáncer de piel no melanoma- (126.818 casos), la tasa de incidencia ajustada por edad fue de 212,4 casos por cada 100.000 habitantes, cifra que posiciona a Argentina dentro de los países del mundo con incidencia de cáncer media-alta (rango 181,1 a 248,3 por 100.000 habitantes).
¿Qué es el Instituto Nacional del Cáncer?
El Instituto Nacional del Cáncer (INC) de Argentina se creó bajo el Decreto 1286/2010, su principal objetivo era apoyar y coordinar proyectos de investigación que llevaran a cabo universidades, hospitales, fundaciones y empresas; apoyar la educación y la capacitación en ciencias básicas y disciplinas clínicas para la participación en programas y la investigación clínica; promover una red nacional de centros oncológicos, entre otras facultades.
En el año 2016, mediante la Ley 27.285 se estructuró como organismo descentralizado y autárquico, con autonomía administrativa y financiera, sosteniendo programas esenciales de prevención, control, tratamiento e investigación del cáncer. Esto permitía mejorar la eficacia de la respuesta. El cáncer es un amplio grupo de enfermedades especiales, que requieren un abordaje integral. La actualización permanente requiere celeridad en la toma de decisiones, lo cual era posible por ser un organismo descentralizado.
De este modo, el Instituto era una pieza fundamental para la salud, con un rol rector en el abordaje de un grupo particular de enfermedades como lo es la patología oncológica, que afecta a miles de personas en nuestro país y a nivel mundial. Esta enfermedad se encuentra en aumento por múltiples causas (aumento de la esperanza de vida, hábitos de vida, alimentación, contaminación ambiental, entre otras), y los principales países del mundo se encuentran reforzando sus políticas públicas en materia de cáncer considerando que se trata de un problema de magnitud para la salud pública.
A través del INC se llevaban adelante programas de vigilancia, tamizaje, orientaciones sobre diagnóstico y tratamiento para los cánceres de mayor morbimortalidad: cáncer de mama, colorrectal y cuello uterino; fue el impulsor de la política de prevención secundaria de cáncer de cuello de útero mediante la detección del virus de papiloma humano (VPH), una tecnología innovadora que mejoró el acceso a la atención y a los cuidados. Ver siguiente tabla.
Distribución absoluta y relativa de casos incidentes de cáncer estimados por la IARC para Argentina en 2020, según localizaciones tumorales más frecuentes y sexo. (N=130.878)

Además, era el responsable de enviar a las provincias el test de detección de VPH, que por una técnica de biología molecular llamada captura híbrida detecta la presencia del virus dando un resultado positivo o negativo, este programa duró entre 2011 y 2023. Por la falta de adquisición de los mismos, la prevención secundaria mediante la búsqueda activa de personas presuntamente sanas que poseen el virus (lo que se llama tamizaje) esta técnica que era parte de la política sanitaria fue suspendida. La detección del virus antes de encontrar una lesión en el cuello del útero, permite un seguimiento específico que garantiza la detección en etapas tempranas de una posible lesión precancerosa que se cura con un tratamiento sencillo. En el caso que el test de VPH dé un resultado negativo, no es necesario repetirlo por 5 años. De este modo, aquellas provincias que no cuentan con los recursos para continuarlo debieron suspender la estrategia, cortando el acceso al tamizaje y diagnóstico y tratamiento temprano.
La inequidad entre las diferentes jurisdicciones se hace muy notoria en esta situación donde el INC acompañaba, complementaba y en algunos casos era la única posibilidad para garantizar el acceso a ciertas prácticas.
A su vez, el INC es la autoridad de aplicación de la Ley Nacional N° 27.674 Régimen de Protección Integral del Niño, Niña y Adolescente con Cáncer. Esta Ley garantiza la equidad y accesibilidad a una atención de calidad para niños, niñas y adolescentes hasta los 18 años de edad con cáncer, independientemente de su cobertura de salud, con un abordaje integral, interdisciplinario, con el paciente y su familia, con un trabajo articulado en las distintas jurisdicciones implicadas y con todos los sectores involucrados. Contempla todas las necesidades del paciente y su familia, desde asignación económica, traslados, licencias, escolaridad, y acceso oportuno.
Del INC también depende el Registro Oncopediátrico Hospitalario Argentino (ROHA), que permite conocer la incidencia de cáncer en pediatría en todo el país, planificar políticas de salud y de redes de atención para todos los pacientes con cáncer pediátricos de Argentina.
En cuanto a la Ley de Oncopediatría el INC es la autoridad de aplicación, llevó adelante la tarea de reglamentar dicha Ley en articulación con todas las áreas involucradas. El registro oncopediátrico hospitalario argentino, no es un registro epidemiológico más, es un registro que es el corazón de la Ley de Oncopediatría. El INC era la entidad responsable de mantener estos registros, capacitar a los establecimientos y personas que cargaban dicho registro en los establecimientos de salud y mediante este registro y la posterior auditoría que también llevaba adelante el INC se permitía el acceso a los certificados únicos de oncopediatría (CUOP) que permiten a los niños, niñas y adolescentes con cáncer y a sus familias acceder a todos los derechos que les otorga la ley.
Además, ocupaba un rol central en los cuidados paliativos y de vigilancia epidemiológica. En lo referente al área de cuidados paliativos, el INC tenía como objetivo general mejorar el acceso a los cuidados para mejorar la calidad de vida de los pacientes desde el momento del diagnóstico y durante toda la enfermedad. Para lograrlo se valía de estrategias diseñadas que hacían foco en:
- Formando y actualizando la red de referentes nacionales de diferentes disciplinas que entienden en la materia.
- Formación de grado y postgrado en el territorio nacional. Esto fue trascendental para dar a conocer y ayudar a instalar la importancia de dichos cuidados en las trayectorias de personas con cáncer.
- Provisión de opioides (morfina y metadona) para la mitigación del dolor de personas con cáncer.
El Instituto impulsaba la investigación oncológica mediante asistencia financiera a proyectos y becas, y desarrollaba la capacitación de recursos humanos especializados en cáncer, asegurando la formación de profesionales en todo el país. También proveía material de divulgación e información crucial para equipos de salud desarrollando actividades de investigación, de capacitación, y de diseminación de información con producción de documentos para fortalecer la asesoría pedagógica.
En el comunicado de prensa donde se comunicó el cierre del INC se argumentó que las tareas del Sistema de Vigilancia Epidemiológica y Reporte del Cáncer del INC ya son realizadas por la Subsecretaría de Vigilancia Epidemiológica y que, además la Dirección Nacional de Abordaje Integral de Enfermedades No Transmisibles ya realizaba las responsabilidades de los Programas Nacionales de Control y Prevención de distintos tipos de cáncer. Esta información no es correcta, ya que el INC contaba con sistemas de vigilancia propios y específicos para este grupo de enfermedades. Si bien el cáncer no es una enfermedad de notificación obligatoria, a través de los distintos sistemas de registro nacionales con los que contaba el INC (SITAM, RITA, ROHA) se podía llevar adelante el registro específico que permitía contar con la información necesaria.
¿Qué implica el cierre del Instituto?
La mayoría de los países desarrollados y con sistemas de salud consolidados, como Estados Unidos, Francia, España y Brasil cuentan con instituciones similares al INC, entendiendo que el abordaje del cáncer requiere estructuras especializadas, sostenidas y con financiamiento adecuado. Esto permite generar un descenso de los índices de casos y mortalidad por los mismos.
Desmantelar o debilitar una institución de este tipo no es una opción en ninguna nación que priorice la salud y el bienestar de su población.
El INC es la institución que regía la política oncológica en el país, abandonar su función rectora deja libradas a las provincias, con diferentes realidades, a un sálvese quien pueda. Es la institución que se encargaba de las políticas públicas para la prevención, la detección temprana, la investigación, la formación y la revisión y actualización de tratamientos en un país donde el cáncer es la segunda causa de muerte y continúa en aumento. Sus registros realizaban aportes a las instituciones internacionales y era un centro de referencia a nivel mundial. A partir de su creación se avanzó significativamente en la presencia y coordinación de programas nacionales, articulando con las provincias, todos los niveles de atención y cuidados en salud, universidades, investigadores, sociedades científicas, organizaciones de pacientes y población general.
La mirada desde la prevención y los cuidados paliativos han permitido la formación, capacitación y el armado de redes en todo el sistema de salud.
Si las políticas de cáncer quedan insertas en una dirección general de enfermedades no transmisibles se corre el riesgo de perder su abordaje interdisciplinario, la actualización permanente y la complejidad que requiere.
La capacidad rectora en políticas de cáncer a nivel nacional peligra con esta decisión de pasar a ser una dependencia dentro de un área más amplia donde se incluyen enfermedades como diabetes y celiaquía, así como otras patologías crónicas no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, respiratorias crónicas y la hipertensión arterial.
La creación del INC y sus años de trayectoria han marcado una diferencia en cuanto a la investigación, incluyendo la investigación clínica, capacitación permanente y formación, siendo la calidad es una de los mayores aportes de esta institución.
Contar con un Instituto Nacional del cáncer ha permitido garantizar a través de sus políticas rectoras y acompañamiento una mayor equidad a lo largo y ancho del país.
Conclusión
El cierre del Instituto Nacional del Cáncer (INC) representa un retroceso significativo en la atención oncológica en Argentina, debilitando las políticas de prevención y tratamiento ante una enfermedad de creciente incidencia. Esta decisión genera inequidades entre jurisdicciones, dejando a las provincias más vulnerables sin los recursos y el apoyo necesario. Sin un ente especializado como el INC, se pone en riesgo el acceso equitativo a atención de calidad, convirtiendo el derecho a la salud en un privilegio.
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